La grata experiencia de «pasar» un libro

Hace un par de días tuve una simple aunque grata experiencia. En mi actual proceso de deshacerme de cosas que no necesito —pero a las que inexplicablemente me apego— contacté a través de Wallapop con una persona interesada en uno de mis libros en venta.

Cierto es que nos costó un tiempo concretar la cita para la entrega; pero siendo un libro ya descatalogado, muy bien editado y sobre un tema bastante específico, el comprador no perdió el interés durante el proceso de alrededor de un mes que tardamos en quedar para la venta. Por mi experiencia en esta plataforma, algo bastante inusual, porque muchos compradores pierden el interés con facilidad, ya sea por que era un impulso del momento o porque lo compran en otro sitio.

Al final quedamos. Y el caso es que, después de unos diez minutos de interesante charla, el amable comprador me dio sentidamente las gracias por «haber mantenido y cuidado tan bien un libro como este». Me encantó el gesto. Algo así me deja blandito y esponjoso, abierto y dispuesto a conectar. Supongo que por eso me quedé reflexivo el resto del día. Y ahora lo explico.

Muchas son las veces que me pregunto si no es lo mejor deshacerme de la forma más rápida de esas cosas que ya no me sirven. Muchas veces el dinero obtenido no compensa el tiempo invertido en encontrar a su destinatario. Pero tengo una gran dificultad en tirar esas cosas que siento que están esperando que alguien les saque buen provecho. Y experiencias como la del otro día me dan una motivación extra para seguir intentándolo.

(Previamente publicada en mi cuenta de Facebook el día 7 de enero de 2019, editada a 24 de mayo de 2019)

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